Original por Bryan Linn. Traducción y adaptación por Mario Bórquez Brahm para clubdelperrodemuestra.cl
Frecuentemente aparece la pregunta: ¿Puede un perro adulto ser entrenado?
Respuesta corta: Sí. Un perro adulto puede ser entrenado para hacer prácticamente lo mismo que lo que puedes enseñar a un cachorro.
Por supuesto, existe una respuesta larga, y tiene relación con qué quieres entrenar, cuánto tomará, si el stress a que someterás al perro vale la pena y si el resultado será satisfactorio para tus estándares.
Un perro nunca es demasiado viejo para entrenarlo. En cada segundo de cada día ellos están aprendiendo cómo adaptarse mejor a su entorno. Todo el entrenamiento no es más que enseñar al perro qué esperamos de él en un proceso gradual combinando incentivos positivos con refuerzos negativos. El perro se adaptará lo mejor posible a obtener ventajas para él en este ambiente.
Claro está, hay una parte difícil en esto de entrenar un perro mayor: Debes «desentrenar» todos los malos hábitos que están impidiendo el logro de tu objetivo para posteriormente entrenarlo en las destrezas que deseas inculcarle. Ello hará que el entrenamiento sea más largo y más difícil, principalmente en la dura tarea de sacarle los malos hábitos adquiridos.
En algunos casos, un mal hábito puede estar tan arraigado que es casi imposible cambiarlo, o podría ser una tendencia genética o algo particular de la raza.
También considera el stress del entrenamiento. Imagina tu vida, tus hábitos: Imagina que de pronto alguien viene y te fuerza a cambiarlos diametralmente: De seguro no aceptarás alegremente el cambio ¿cierto?
De modo que entendiendo que todo aprendizaje implica stress, está en tí decidir cuánto aplicarás a tu perro mayor y si vale la pena dado tu objetivo de aprendizaje. Imagina por ejemplo adiestrar en cobro forzado a un perro que por 8 años ha vivido jugando a tironear objetos con los miembros de la familia…
Pregúntate si vale la pena. A veces el camino será tan largo, costoso, tenso y el resultado con mucho será mediocre. Puede haber llegado el tiempo de un nuevo cachorro, una tela donde el cuadro está completo por ser pintado.