Original por James Spencer, Septiembre 2010. Traducción y adaptación por Mario Bórquez Brahm para clubdelperrodemuestra.cl

El problema más frecuente que tiene causa en el conductor es la sensibilidad al disparo. En la mayoría de los casos, el amo ha comenzado a usar la escopeta antes que su cachorro estuviera listo, es decir, antes que estuviera cargado de ganas y excitación respecto de las aves. A menos que este problema sea declarado, manejado y curado de inmediato, el perro con toda seguridad desarrollará una fuerte timidez al disparo, lo que lo llevará a evitar las aves en el campo para evitar sentir el disparo de la escopeta.

Para evitar esto, es recomendable que antes de disparar el primero tiro sobre su perro, el conductor exponga mucho al cachorro a aves en buen estado de salud, buenas voladoras. Antes de oír su primer disparo, el perro debería perseguir vigorosamente aves que ha levantado, enfocado 100% en las aves y en su intento de capturarlas. Aun en esa etapa, el conductor no debería disparar el arma hasta que el perro esté a bastante distancia y persiguiendo el ave con prescindencia de todo lo demás.

Incluso en ese momento, el conductor debe partir con un arma pequeña que no haga mucho ruido. Una pistola de fogueo calibre .22 es ideal. Luego que el perro ignore un par de veces el suave “pop” que hace el arma, es posible escalar el ruido a una escopeta 36, 28, 20 y así sucesivamente. Si en cualquier punto de este proceso el cachorro reacciona con la más mínima señal de temor ante el ruido, el conductor debe volver atrás uno o dos pasos y proceder más lentamente y con más cautela.

Una vez que este problema se presenta, debes curarlo antes de avanzar en el entrenamiento con alguna esperanza de éxito. Un aficionado con poca experiencia debiera consultar a un experto para que lo guíe en este proceso.

La cura es la misma para sensibilidad que para el temor al disparo, aunque la segunda toma mucho más tiempo que la primera. En ambas situaciones necesitas despertar y construir el deseo del perro por las aves, procediendo lenta y cuidadosamente en ello. Deja la escopeta en la casa hasta lograr que el perro persiga las aves desaforadamente.

No te apures en esta etapa o probablemente deberás dar pasos atrás con frecuencia.

Sólo cuando el perro sea un perseguidor insano de aves deberías disparar. Nuevamente parte con los fogueos calibre .22 a una gran distancia, y mantenla por muchas sesiones de entrenamiento. Lo mismo cada vez que avances a un nivel más alto de ruido. Si muestra cualquier sensibilidad, da unos pasos atrás, incluso deja el arma en casa por unas pocas sesiones. Este lento proceso debería curar el problema.

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