Por Mario Bórquez Brahm para clubdelperrodemuestra.cl

Ésta es difícil. ¿Cuándo es «aplicable» un castigo físico? ¿Cómo aplicarlo?

Deben concurrir varias circunstancias (todas!)

  1. el perro contraviene una orden que a ciencia cierta conoce y ejecuta correctamente siempre
  2. no hay circunstancias atenuantes (como no responder al llamado cuando va persiguiendo a toda velocidad un conejo)
  3. estás en condiciones de llegar al perro sin darle más órdenes (si lo llamas y lo castigas asociará el castigo con venir, no quieres eso!)
  4. estás en condiciones de sorprender al perro en el acto. Después no sirve
  5. sigues teniendo claro que SIEMPRE tus enojos con el perro son una actuación. En el momento que te alteras lo mejor es que te sientes, cuentes hasta 85 de atrás para adelante de tres en tres, respires hondo 6 veces, bebas 5 sorbos de agua, digas «ohmmmm» 4 veces, llames al perro, le pongas la correa y camines calmadamente hasta tu vehículo sin decir nada y sin tironear al perro. Mañana será otro día.

El castigo

Como en todo, el castigo ha de ser congruente con la magnitud de la falta.

El castigo debe cumplir con 2 condiciones que entre sí son contrapuestas:

  1. Transmitir al perro más allá de toda duda que lo que hizo está mal, que no lo tolerarás
  2. No debe afectar en lo más mínimo el espíritu del perro. De nada sirve un perro obediente con la iniciativa mermada y que se te acerca con las ancas en el suelo, la espalda encorvada y la cola entre las piernas.

P. R. A. Moxon, gran adiestrador británico, postula en sus libros (que de paso son una delicia leer por la belleza de su inglés) que él considera que el mejor castigo es tomar al perro por la piel del cuello por ambos lados y levantarlo hasta enfrentarlo con tu cara a la vez  que profieres cualquier cosa en lenguaje hosco y con la mirada enjuta. 5 segundos de esa terapia no hace daño más que al amor propio del perro y deja una impresión imborrable.

Moxon sugiere que luego de la reprimenda pongas la correa y pasees al perro tranquilamente, sin hablar, y luego de unos minutos hagas una «reconciliación» dándole comandos que el perro conoce y hace bien, y hecho eso des por terminada la sesión del día.

Para terminar, recuerda que los collares eléctricos no son para aplicar castigo.

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