Original por Colin Moore. Traducción y adaptación por Mario Bórquez Brahm para clubdelperrodemuestra.cl
La primavera en mi zona está plagada de aves cortejando aves, procurando que su canto se eleve por sobre los de las demás. Hace un mes escuché a una bobwhite en un potrero cerca de mi casa, promocionando su disponibilidad, pero su llamada no tuvo respuesta. Aún así, me hizo pensar algo que una vez hace mucho tiempo me dijo Billy Taylor acerca de las codornices y cómo producir una población en un terreno.
Billy había estado a cargo de la fauna en una hacienda grande y cuando se retiró fue contratado por una agencia estatal para encargarse de la fauna en un área de varios miles de hectáreas. Ese campo estaba destinado a la producción de pinos y por tanto era bien cuidado. El suelo era cuidadosamente quemado a inicios de primavera y con ello generaba crecimiento de pastos y florecían por miles las flores silvestres, produciendo luego las semillas con que las codornices y otras aves se alimentaban. Billy agregó zonas con Lespedeza Coreana, una leguminosa silvestre, para incrementar el volumen y variedad de alimento.
Todo lo que se necesitaba estaba allí, excepto por las codornices. Y Billy , en vez de comprar codornices de criadero y soltarlas, tomó un camino ingenioso.
A inicios de la primavera, cuando las bandadas estaban dividiéndose para formar parejas, él se iba por los senderos y caminos escuchando a los machos. Cuando escuchaba uno, detenía el vehículo, sacaba un par de hembras de las jaulas que llevaba allí, y las depositaba en la vegetación. Su apuesta es que las codornices salvajes atraerían a las hembras, y comenzaría una nueva bandada: El macho salvaje cuidaría las hembras, les mostraría dónde comer y cómo mantenerse a salvo de los halcones y los zorros.
Billy sabía perfectamente lo que hacía, como lo probó la magnífica población de codornices que logró establecer en la estancia Blackwater. La clave del éxito de su estrategia estuvo en que aseguró mejores tasas de supervivencia de esas hembras de criadero, primero por haber sido «enseñadas» y cuidadas por machos salvajes, y además por su proceso de asilvestramiento más rápido. El contraste de las tasas de supervivencia versus meramente soltar y soltar muchísimas aves de criadero es dramático.
Una de las mejores protecciones naturales que puedes dar a tus codornices es amontonar ramas grandes de árboles muertos o podados (imagina un domo), sin hojas. Hazlo en una zona abierta en medio de un potrero. Pronto comenzará a crecer pasto y maleza en su interior y alrededor y se convertirá en un refugio impenetrable para depredadores, y las codornices podrán salir al potrero, que es donde quieres que estén.
Agregando algunas consideraciones y acciones sobre el terreno y control de depredadores, tal vez agua si estás en una zona seca, creo que el plan que Billy implementó puede darte buenos resultados.
