Original de superiorpointers.com. Traducción y adaptación por Mario Bórquez Brahm para clubdelperrodemuestra.cl

El rango -la distancia de su amo a la que un perro trabaja típicamente- normalmente relacionado con la velocidad del perro, es un tópico controversial de mucho interés entre los fanáticos de los perros de muestra.

To point or not to point… that is the question

Algunos desean un perro que nunca se aleja más allá del alcance de la escopeta, unos 35 metros. Uno debe suponer que esas personas nunca han tenido la oportunidad de trabajar con un perro de muestra terminado, o que creen que es anormal que esos perros muestren y sostengan la muestra por tanto tiempo. Ellos, por lo tanto, quieren estar en posición para tirar a aves atropelladas o levantadas por un perro no preparado o sin sangre de muestra.

Para ellos lo más recomendable es hacerse de un perro spaniel (Ver ¿Es un spaniel el perro para tí?). El propósito fundamental de un perro de muestra es buscar aves donde el conductor no puede -al menos eficientemente- e indicar su presencia hasta que el conductor llega. Un «pulezapatos» o como quieras denominar estos perros que no se alejan del conductor, encuentran pocas aves más que las que alguien sin perro puede encontrar caminando.

La distancia: Interacción del perro, el terreno y las aves

La distancia máxima que es práctica para alguien que va caminando es un tema de mucho debate. Algunos sostienen que el rango es ilimitado, si la cubierta lo permite, si el perro es confiablemente firme en la muestra. El factor limitante con un perro competente, sin embargo, no es el perro: son las aves. Las codornices bobwhite de criadero, usadas en la mayoría de las pruebas de campo y campeonatos, se quedarán quietas indefinidamente ante un perro de buenos modales. Las aves salvajes no lo harán. A diferencia de las aves de criadero, las salvajes exhiben un mayor instinto de supervivencia muy bien sintonizado por la selección natural.

Un perro rápido de cerebro, veloz, inteligente, con una nariz superior, que se aproxima decididamente a aves salvajes sin empujarlas ni atropellarlas, podrá mostrarlas. Esos perros frecuentemente se ponen en muestra al mismo momento o antes que las aves detecten la presencia del perro. Y cuando lo hacen el perro ya está en muestra y las aves salvajes usualmente quedan inmóviles al captar la amenaza potencial de este depredador.

Cuánto tiempo se quedan así está determinado por múltiples y complejas variables; incluyendo la especie, edad, cubierta, tiempo, y presión que hayan recibido anteriormente. En algún momento, estos factores y otros combinados motivarán a un ave bajo muestra a huir. La mayoría simplemente volará; otros correrán, requiriendo al perro que se reubique e intente reponer la muestra. Los faisanes y las codornices del desierto son notorias para emplear esta táctica evasiva. Los propensos a correr eventualmente volarán luego de un par de reubicaciones. Algunos serán echados a volar por el conductor, mientras que otros, ya sin capacidad de soportar más persecución, volarán sin que medie una falla del perro.

Algunos estudiosos, luego de sesudos análisis, han concluido que el límite práctico para alguien que va a pie es de alrededor de 180 metros en praderas planas con pasto. Ellos estiman que el tiempo requerido para alcanzar al perro es aproximadamente el mismo que las aves aguantarán la muestra antes de echarse a volar o escapar corriendo.

No es un autómata… pero trae ciertas propensiones de fábrica

El rango de un perro de muestra debiera ser dinámico -ajustarse al relieve, la cubierta vegetal del terreno y el ritmo del conductor. Así, un perro debiera «abrirse» más en  praderas planas de vegetación baja y luego bajar el ritmo y estrechar la búsqueda en zonas de maleza o sotobosque. Todo por supuesto definido por los límites dados por la genética de la raza y la del individuo.

Todos los perros vienen con una especificación genética, que determina su conformación, su temperamento y su rendimiento. El rango no es la excepción y normalmente puede ser predicho basados en los ancestros del perro, especialmente en pedigree «cerrados» u homogéneos. En los heterogéneos, es más difícil predecir qué ancestros tendrán más influencia en el rango natural de cada individuo.

La velocidad y la aplicación influencian el rango, y ambas son determinadas genéticamente. La velocidad está determinada por la tenacidad, también llamada deseo, y por el tren de andadura. La tenacidad es una característica heredada, como lo es un tren de andadura fluido y que parece moverse sin esfuerzo derivado de una conformación funcional. La tenacidad es deseable en un perro de muestra siempre que esté balanceada por el deseo del perro de trabajar para el conductor. La velocidad, resistencia y el estado atlético resultan de una conformación bien hecha, funcional, lo que siempre es deseable en un perro de muestra.

La aplicación,  o la manera en que un perro trabaja el campo, está principalmente determinada genéticamente. Los mejores perros tienen inclinación natural a «cuartear» hacia ambos lados, buscando que el viento les traiga los olores.

Como uno lógicamente esperaría, la aplicación, combinada con la tenacidad y el estado físico del perro, pueden llevarlo rápidamente a una considerable distancia. Aquí se espera que el conductor haya desarrollado el contacto con el perro durante su educación de patio y preliminar de campo del cachorro de modo que éste responda a las señales de pito y gestos con que el conductor le indica los cambios de dirección.

Un perro de muestra efectivo y cómodo ajustará su ritmo según el terreno al que entra, cuarteando a máximo ritmo (el propio de su raza) sobre praderas y reduciéndolo a un trabajo más metódico en zonas de cubierta más cerrada.

Diferentes estilos para preferencias específicas

Ello nos lleva a concluir que llevar un perro para pruebas -muy extenso, muy veloz- a terrenos que requieren búsqueda más metódica, requerirá más comandos, más control, y tal vez más rabias. Este es un factor esencial a considerar cuando estás planificando tu próximo cachorro, no sólo en qué raza, sino en qué inclinación natural y en cómo desarrollarás su búsqueda. Ni tú ni el perro estarán contentos si cada uno está permanentemente operando en su rango natural y ambos no coinciden.

Ojo: esto opera para ambos lados. Es del todo desagradable llevar permanentemente frenado al equivalente canino de un Lamborghini Miura o estar permanentemente azuzando a la versión perruna de un Suzuki Samurai con orugas en vez de ruedas. En ambos casos ni el amo ni el perro estarán felices.

El entrenamiento juega un papel, partiendo con un perro con inclinación para el trabajo previsto. Mueve tu perro en terreno con maleza alta y andará más cerca. Haz salidas más largas y aprenderá a reducir su andar para resistir bien la salida. Y viceversa.

Asegurarse que el perro tendrá contacto con aves durante sus salidas también contribuye a acotar su rango, especialmente a medida que madura y gana experiencia. Un perro tenaz, con experiencia, comenzará naturalmente a extender su rango si no encuentra aves. Idealmente tu perro debe encontrar aves cada 10 o 15 minutos.

Es normal que con el manejo y desarrollo adecuado, los cachorros más entusiastas y tenaces se calmarán y reducirán su rango hacia el cierre de su segunda temporada. Este ajuste es un reflejo de su madurez, experiencia y entrenamiento asimilado. Un cachorro de doce a quince meses es un trabajo en progreso, no un producto terminado. El desarrollo consistente, paciente, apropiado de tu prospecto de perro te asegurará que su modo de buscar y mostrar cuando sea adulto son compatibles con tu estilo y en tu terreno.

De regreso a los orígenes: no olvides el punto de partida

Todo lo dicho, para tener éxito, debe venir precedido y paralelamente complementado con adiestramiento de patio. Si no puedes controlar tu perro en el patio, tampoco tendrás control en el campo. Y eso es peor que no tener un perro.

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