Original por Scott Linden, 2016. Traducción por Mario Bórquez Brahm para clubdelperrodemuestra.cl

Cuando nuestros perros se comportan bien, una buena forma de hacérselo saber es con una felicitación: rascarle las orejas, acariciar su espalda, una galletita, un «muy bieeen».

Y recibida la felicitación, el perro parte a hacer de las suyas.

Calma! no es tiempo aún de que se vaya. Las felicitaciones  nunca deben ser un comando de liberación: Más adelante deberemos enseñar al perro conductas más complejas, más extensas, las que requerirán más control, y que será beneficioso que podamos indicarle cuando va ejecutándolas bien.

Por ejemplo, cobrar

Enviamos al perro, él va con entusiasmo, toma la pieza y vuelve donde nosotros. «Muy bien, muuy bien!» decimos cuando llega, pero necesitamos que mantenga la pieza en el hocico hasta que le pidamos entregarla. Puede incluso haber una orden de sentarse antes de entregar.

¿Y si el perro interpretó el «Muy bien» como un «Estamos listos, trabajo terminado» y deja caer la pieza?

Hay muchos ejemplos: En un ajuste direccional, en un «quieto», en una búsqueda de un ave herida en el agua. Y para qué decir de cuando uno puede comenzar a darse el inmenso gusto de trabajar con una pareja de perros.

Nunca una felicitación puede actuar como liberador de la orden anterior. 

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