
En Chile tenemos oportunidades limitadas para hacer caza menor: Perdices -cada vez más un mito en la mayoría de los campos-, tórtolas, con una población razonablemente en buen estado, conejos, siempre tan prolíficos ellos, y patos con sus hábitats cada vez más conquistados por los anticaza.
¿hay más? Poco… algunos campos con faisanes allá en Coyhaique, codornices en la maleza.
Entonces ¿qué ha de hacer el cazador que ha superado esa etapa inicial en que quiere un perro que le ande cerquita y le levante las perdices para matarlas (que cada vez menos las encontrará, recuerda) en un territorio cuyos cercos están cada vez más cerca unos de otros?
Pues elegir un perro versátil: que muestre, que recoja en tierra, que sea un fanático del agua. Porque naturalmente ese cazador querrá aprovechar todas las oportunidades para disfrutar su pasión, y querrá «hacerlo bien»
El primer requisito (mostrar) deja fuera los retrievers puros, aunque si quieres limitarte a las tórtolas y patos con un labrador estarás muy bien servido.
¿Spaniels? Podría ser, es precioso verlos con su andar casi eléctrico. Pienso eso sí que en campos con caza escasa no tienen mucho que hacer. ¿Buenos para recoger y para el agua? Sin duda. Como retrievers compactos, muy bien.
¿Kurzhaar? Me gustan, andan mano a mano en muestra con los drahthaar, pero el pelo corto les juega en contra en el frío del tranque. Tal vez en zonas de inviernos más templados sí.
Los criterios de selección de larga data de los Drahthaar ha formado un pool genético de perros rústicos, muy de un amo, aptos para recibir un adiestramiento bien depurado, con una evidente capa que los protege al estar mojados en el ruco esperando que baje una bandada.
Pero claro, es sólo mi opinión.

