Objetivo
Ofrecer un tipo de prueba para perros que realizan cobros en su trabajo de caza. La prueba permite valorar algunas prestaciones en su trabajo de caza después del disparo. Al mismo tiempo ir preparando a conductores y perros para las ya más complejas pruebas polivalentes de las Disciplinas Superiores.
Esta prueba se lleva a cabo para valorar la voluntad de encontrar y cobrar y el placer en hacerlo. Es una forma de juzgar si el perro tiene deseo de encontrar, concentración en la emanación en el suelo, y si le lleva la caza cobrada a su conductor.
Esta prueba es realizada sobre una pieza de pelo y además sobre una pieza de pluma.
Consideraciones comunes
Lo que se pretende es un hallazgo rápido, voluntarioso e independiente, una recuperación veloz, un cobro feliz por parte del perro, sin más interferencias o indicaciones por parte del conductor.
Todo perro que encontrando la pieza no la cobre, será eliminado de la prueba.
La distancia entre cada rastro individual no será en lo posible inferior a 50 metros.
Requisitos
La prueba de Cobro por Rastro de Pelo y Pluma debe de hacerse en terrenos llanos o semi llanos, de vegetación baja, en lo posible frescos y que permitan seguir la prueba a distancia al juez principal.
Preparación
Uno de los jueces o un auxiliar designado preparará el rastro, arrastrando con una cuerda una pieza muerta aportada por el conductor en una zona con vegetación baja. El perro no debe ver cómo se hace el rastro.
Para la prueba de Pluma se usará perdiz, faisán, codorniz, pato silvestre/doméstico o paloma. El rastro deberá tener unos 100 metros de largo.
Para la prueba de Pelo se usará un conejo o una liebre. El rastro deberá tener unos 100 metros de largo.
En cada prueba el conductor puede aportar dos piezas, indicando al juez cuál usar para hacer el rastro y cuál dejar al final para que el perro la cobre.
El rastro debe ser hecho a favor (en la misma dirección) del viento predominante, de forma que el perro no perciba emanaciones lejanas o del aire, y debe tener dos ángulos obtusos en su trazado.
Al final del rastro el juez dejará la pieza al descubierto, no entre maleza ni en una depresión del terreno o agujero.
Luego el juez se situará lejos de la pieza, donde no pueda, en lo posible, ser visto por el perro, pero de tal manera que pueda apreciar el trabajo del perro.
Ejecución
El conductor puede llevar al perro en traílla los primeros veinte metros del rastro, después debe soltarlo, y permanecer quieto él mismo.
Se espera un trabajo del perro sobre el rastro en el suelo, con un mínimo de venteo, que concluya con que el perro encuentre, cobre la pieza y retorne con ella donde el conductor.
El perro puede soltar la pieza a condición de que vuelva a tomarla prontamente y sin intervención del conductor. Repeticiones en esta conducta disminuyen la calificación
Se da por logrado si el perro acerca la pieza a una distancia razonable del conductor y la deja en el suelo.
Es permitido que el conductor incentive al perro a volver usando el pito y/o gestos.
Si el perro volviese sin haber encontrado la pieza y no vuelve a tomar el rastro por sí mismo, se permite al conductor dos intentos más de volver el perro al rastro. Cada acción del conductor para animar al perro a tomar el rastro será interpretada como un nuevo intento de volver el perro al mismo.
Si un perro sufriese una interferencia extraordinaria durante la parte bien de rastro o bien de cobro, el juez a su discreción, podrá ordenar un nuevo intento en una pista diferente. En este caso el intento anterior no influye en la nota.
