Original por Scott Linden. Traducción y adaptación por Mario Bórquez Brahm para clubdelperrodemuestra.cl
Tal vez has oído por ahí la frase: «Mi perro es honesto». Tal vez no. Pero tu perro siempre hará lo que tú le has enseñado, y si no, es porque no le has enseñado bien.
Y si tu perro pudiera hablar ¿diría que tú eres un humano honesto?
Ninguno de mis perros tiene un pelo de pérfido o con conductas conspirativas. Pero los humanos estamos construidos de métodos deshonestos y astucia. A veces me cuesta, pero intento ser honesto con mis perros. La confianza nace de que no engañes las expectativas del perro, de que no tuerzas su esquema motivacional, especialmente cuando estás interactuando con él.
¿Recuerdas la fábula de Pedrito y el Lobo? Si tus acciones son truculentas y engañosas, crearás un perro que no cree lo que le dices o haces. Habrás erosionado ese puntal de la confianza que es crítico para una fuerte complicidad para trabajar.
Si le ordenas a tu perro recoger una presa, asegúrate que hay una presa. Tira bien y marca las aves que abates. Ayúdalo a buscar el área y luego déjalo hacer su trabajo. Si se aburre o se desvía, acércate y ayúdalo.
En las sesiones de entrenamiento o en el campo, llevar un ave extra en tu morral. Úsala si hace falta, por ejemplo para tirársela y provocar el éxito en un ave que ha evadido diestramente las mañas del perro para encontrarlo.
Una recomendación adicional: Una relación honesta es más sencilla de mantener si eres consistente. Usa las mismas palabras, mismo tono, mismas expectativas, todo el tiempo,
Si tu perro espera un bocado como recompensa por su trabajo en el campo (porque siempre se la das cuando entrenas) no se lo niegues cuando haga bien su trabajo. Cierto, en algún momento deberás quitarle estos premios, pero mientras tanto sé consistente.
Del mismo modo, evita darle un comando que no estás en ánimo o condición de obligarlo a ejecutar. Insiste en que lo haga de la mejor manera (basado en su nivel de entrenamiento y condiciones) cada vez que le das una orden, o tu perro dudará de cuándo estás hablando en serio y cuándo estás anunciando al lobo. Si no puedes forzarlo, no le des el comando. Entre paréntesis, los collares eléctricos no enseñan conductas: Tú lo haces.
¿Y si no obedece? Corrección de buena fe. Parte por confiar que tu perro ha aprendido bien el comando. El castigo está fuera de lugar. Ayúdalo mental y físicamente a hacer lo correcto.
Golpear un perro es un recurso de última instancia. Tu perro debe confiar en tus manos: ellas le llevan la comida, las caricias y los primeros auxilios. Si también llevan golpes estás enviándole un mensaje confuso, mezclado. Adivina cuál recordará.
En el campo pon toda tu confianza en el perro. Él te devolverá en los mismos términos si has construido la relación sobre un firme cimiento de honestidad.